En la actualidad, en prácticamente todos los ámbitos en los cuales se prestan servicios de salud, estos servicios se llevan a cabo con el apoyo decisivo de equipos, dispositivos y sistemas biomédicos electrónicos, eléctricos, mecánicos y ópticos especializados. Es fundamental para una eficiente y eficaz prestación del servicio que estos elementos operen correctamente y no presenten riesgos de seguridad para el paciente ni para los operadores.
El nivel de participación de estos equipos y dispositivos en la salud y su nivel de complejidad se ha ido incrementando, así como su interrelación con sistemas informáticos.
Todo esto, sumado a la creciente cantidad de estos elementos, hace que sea necesario contar con un equipo profesional especializado que sea capaz de realizar la gestión de los recursos durante el ciclo de vida de cada equipo (selección, instalación y puesta en producción, mantenimiento, verificación y control de calidad, disposición final).
En tal sentido, la ingeniería clínica, que es un área comprendida dentro de la ingeniería biomédica, tiene como objetivo principal la gestión integral de la tecnología biomédica, velando por un uso seguro y eficaz, minimizando los riesgos que se puedan generar sobre operadores y pacientes y asegurando la calidad de los procesos.